Un sabor que relaciono con el verano es el de la leche merengada. Siempre que la tomo viene a mi memoria recuerdos de la niñez cuando íbamos con mis padres a tomar leche merengada.
Es curioso como nuestro cerebro tiene asociados sabores y olores con vivencias. Seguro que hay una explicación científica para ello, pero prefiero la versión romántica y pensar que los asociamos con momentos felices.